Nueva
Evangelización
“La
Iglesia, por venir de una época donde el modelo cultural la favorecía, se
acostumbró a que sus instancias fueran ofrecidas y abiertas para el que
viniera, para el que nos buscara. Eso funcionaba en una comunidad evangelizada.
Pero en la actual situación, la Iglesia necesita transformar sus estructuras y
modos pastorales orientándolos de modo que sean misioneros. No podemos
permanecer en un estilo ‘clientelar’ que, pasivamente, espera que venga ‘el
cliente’, el feligrés, sino que tenemos que tener estructuras para ir hacia donde nos necesitan, hacia donde está la gente, hacia quienes
deseándolo no van a acercarse a estructuras y formas caducas que no responden a
sus expectativas ni a su sensibilidad. Tenemos que ver, con gran creatividad,
cómo nos hacemos presentes en los ambientes de la sociedad haciendo que las
parroquias e instituciones sean instancias que lancen a esos ambientes. Revisar
la vida interna de la Iglesia para salir hacia el pueblo fiel de Dios. La
conversión pastoral nos llama a pasar de una Iglesia ‘reguladora de la fe’ a
una Iglesia ‘transmisora y facilitadora de la fe’”.
(De las
Orientaciones para la promoción del Bautismo, de la Arquidiócesis de Buenos
Aires)
Divorciados
en la Iglesia
-¿Qué
les diría a los divorciados que están en una nueva unión?
-”Que
se integren a la comunidad parroquial, que trabajen allí porque hay cosas en
una parroquia que las pueden hacer ellos. Que busquen ser parte de la comunidad
espiritual, que es lo que aconsejan los documentos pontificios y el Magisterio
de la Iglesia. El Papa señaló que la Iglesia los acompaña en esta situación. Es
cierto que a algunos les duele no poder comulgar. Lo que hace falta en estos
casos es explicarle bien las cosas. Existen casos en que esto resulta
complicado. Es una explicación teológica que algunos sacerdotes exponen muy
bien y la gente entiende”.
Aborto
y derechos de la mujer
-”La
batalla contra el aborto la sitúo en la batalla a favor de la vida desde la
concepción. Esto incluye el cuidado de la madre durante el embarazo, la
existencia de leyes que protejan a la mujer en el post parto, la necesidad de
asegurar una adecuada alimentación de los chicos, como también el brindar una
atención sanitaria a lo largo de toda una vida, el cuidar a nuestros abuelos y
no recurrir a la eutanasia. Porque tampoco debe ‘submatarse’ con una
insuficiente alimentación o una educación ausente o deficiente, que son formas
de probar de una vida plena. Si hay una concepción que respetar, hay una vida
que cuidar.”
-Muchos
dicen que la oposición al aborto es una cuestión religiosa.
-”Que
va… La mujer embarazada no lleva en el vientre un cepillo de dientes; tampoco
un tumor. La ciencia enseña que desde el momento de la concepción, el nuevo ser
tiene todo el código genético. Es impresionante. No es, entonces, una cuestión
religiosa, sino claramente moral con base científica, porque estamos en
presencia de un ser humano.
-¿Pero
la graduación moral de la mujer que aborta es la misma que la de quien la
practica?
-No
hablaría de graduación. Pero sí a mí me da mucho más –no digo lástima-, sino
compasión, en el sentido bíblico de la palabra, o sea, de compadecer y
acompañar, una mujer que aborta por vaya uno a saber qué presiones, que
aquellos profesionales –o no profesionales- que actúan por dinero y con una
frialdad única. […] Esa frialdad contrasta con los problemas de conciencia, los
remordimientos que, al cabo de unos años, tienen muchas mujeres que abortaron.
Hay que estar en el confesonario y escuchar esos dramones, porque saben que
mataron a un hijo.
Educación
sexual
“La
iglesia no se opone a la educación sexual. Personalmente, creo que debe haberla
a lo largo de todo el crecimiento de los chicos, adaptada a cada etapa. En
verdad, la Iglesia siempre impartió educación sexual, aunque acepto que no
siempre lo hizo de un modo adecuado. Lo que pasa es que actualmente muchos de
los que levantan las banderas de la educación sexual la conciben separada de la
persona humana. Entonces, en vez de contarse con una ley de educación sexual
para la plenitud de la persona, para el amor, se cae en una ley para la
genitalidad. Ésa es nuestra objeción. No queremos que se degrade a la persona
humana. Nada más”.
Cocina
–¿Cocina
actualmente?
–No, no
tengo tiempo. Pero cuando vivía en el colegio Máximo, de San Miguel, como los
domingos no había cocinera, yo cocinaba para los estudiantes.
–¿Y
cocina bien?
–Bueno,
nunca maté a nadie…
(
Ping
pong de preguntas y respuestas
–¿Cómo
se presentaría ante un grupo que no lo conoce?
–Soy
Jorge Bergoglio, cura. Es que me gusta ser cura.
–¿Un
lugar en el mundo?
–Buenos
Aires.
–¿Una
persona?
–Mi
abuela.
–¿Cómo
prefiere enterarse de las noticias?
–Leyendo
los diarios. La radio la enciendo para escuchar música clásica.
–Viaja
mucho en el subterráneo, ¿es su transporte predilecto?
–Lo
tomo casi siempre por la rapidez, pero me gusta más el colectivo, porque veo la
calle.
–¿Tuvo
novia?
–Sí.
Formaba parte de la barra de amigos con la que íbamos a bailar.
–¿Por
qué finalizó el noviazgo?
–Descubrí
mi vocación religiosa.
–¿Tiene
algún familiar que también abrazó la vocación religiosa?
–Sí, el
hijo de mi hermana Marta. Es sacerdote jesuita como yo.
–¿Alguna
afición?
–De
joven coleccionaba estampillas. Ahora, leer, que me gusta mucho, y escuchar
música.
–¿Una
obra literaria?
–La
poesía de Hölderlin me encanta. También, muchas obras de la literatura
italiana. A I promesi sposi la habré leído cuatro veces. Otro
tanto a La Divina Comedia. Me llegan Dostoievsky y Marechal.
–¿Borges?
Usted lo trató.
–Ni qué
decir. Además Borges tenía la genialidad de hablar prácticamente de cualquier
cosa sin mandarse la parte.
–Borges
era agnóstico.
–Un
agnóstico que todas las noches rezaba el Padrenuestro, porque se lo había
prometido a su madre y que murió asistido religiosamente.
–¿Una
composición musical?
–Entre
las que más admiro está la obertura Leonera número tres de Beethoven en la
versión de Furtwängler, es a mi entender el mejor director de algunas de sus
sinfonías y de las obras de Wagner.
–¿Le
agrada el tango?
–Muchísimo.
Es algo que me sale de adentro. Creo conocer bastante de sus dos etapas.
–¿Sabe
bailarlo?
–Sí. Lo
bailé de joven, aunque prefiero la milonga.
–¿Su
deporte preferido?
–De
joven, practicaba el básquet, pero me gustaba ir a la cancha a ver fútbol.
Íbamos toda la familia, incluida mi mamá, a ver a San Lorenzo, el equipo de
nuestro amores: mis padres era de Almagro, el barrio del club.
Nombramiento
-[Después
de una conversación el Nuncio] “me informa: “Ah… una última cosa… fue nombrado
obispo auxiliar de Buenos Aires y la designación se hace pública el 20…” Así
nomás, me lo dijo.
-¿Y
cuál fue su reacción?
-”Me
bloqueé. Como señalé antes, como consecuencia de un golpe, bueno o malo,
siempre me bloqueo”.
[…]
-Por lo
menos, díganos qué sentía cuando veía su nombre entre los grandes candidatos a
Papa… [sobre el Cónclave del 2005].
-Pudor,
vergüenza. Pensaba que los periodistas estaban locos.
Dolor y
resentimiento
“El
dolor, que es también otra llaga, es a campo abierto. El resentimiento es como
una casa tomada, donde vive mucha gente hacinada que no tiene cielo. Mientras
que el dolor es como una villa donde también hay hacinamiento, pero se ve el
cielo. En otras palabras, el dolor está abierto a la oración, a la ternura, a
la compañía de un amigo, a mil cosas que a uno lo dignifican. O sea, el dolor
es una situación más sana. Así me lo dicta la experiencia”.
(El
Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, SJ., Sergio Rubín
y Francesca Ambrogetti, Vergara editor, pp. 143)
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