Thursday, October 28, 2010

St. Josemaria Escriva on Purgatorio

¡Qué fuerza tiene la contrición a los ojos de Dios! Alfonso el Sabio, en una de su cantigas, habla de un pecador —como nosotros, que también somos pecadores— que recibió por penitencia llenar un vaso de agua. Aquel pobrecito fue corriendo a un río, y el vaso no se llenaba; y a una fuente, y el vaso no se llenaba. ¡Y a otra fuente, y a otro río; y a un lago, y al mar! Y el vaso no se llenaba... Ninguna cosa de la tierra, nada podía colmar aquel pequeño recipiente.

Pensó entonces en su vida mala y en el Señor, en su miseria y en su Dios; y unas lágrimas corrieron por sus mejillas y cayeron en el vaso, que se llenó hasta rebosar. ¡Había cumplido la penitencia!

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