¡Qué fuerza tiene la contrición a los ojos de Dios! Alfonso el Sabio, en una de su cantigas, habla de un pecador —como nosotros, que también somos pecadores— que recibió por penitencia llenar un vaso de agua. Aquel pobrecito fue corriendo a un río, y el vaso no se llenaba; y a una fuente, y el vaso no se llenaba. ¡Y a otra fuente, y a otro río; y a un lago, y al mar! Y el vaso no se llenaba... Ninguna cosa de la tierra, nada podía colmar aquel pequeño recipiente.
Reflections on the Teaching of Vatican II Through the Magisterium of John Paul II, Benedict XVI and Francis
Thursday, October 28, 2010
St. Josemaria Escriva on Purgatorio
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